domingo, 7 de octubre de 2012

666 Park Avenue: Bienvenido al Drake

El domingo pasado se estrenó la nueva noche de domingo de la ABC. Fantasía, culebrón y "terror" abundarán en la programación dominical con Once Upon a Time, Revenge y un estreno, 666 Park Avenue. La nueva propuesta del canal del abecedario intenta combinar drama, misterio y terror en un producto que acaba que no tiene terror, pero sí tendrá bastante/mucho de las otras dos. Las expectativas que había puestas en el regreso de Locke eran grandes y aunque no es excelente, está por encima de otros en cuanto a disfrutabilidad, que al final es lo que cuenta.

La serie está basada en una novela de Gabriella Pierce y narra la historia del Drake, un misterioso edificio de apartamentos. En él viven Jane y Henry, los nuevos encargados del mantenimiento del edificio, del cual es propietario Gavin Doran. El principal problema aparece cuando Jane tiene malas sensaciones sobre el edificio y el señor Doran, algo que resulta ser verdad, porque en el edificio 999 de Park Avenue ocurren sucesos sobrenaturales.


Como pareja protagonista tenemos a Jane Van Veen (Rachael Taylor) y Henry Martin (David Annable), dos recién llegados a Nueva York desde el interior de los Estados Unidos. Ambos cumplen con el prototipo de pareja joven que llega a la ciudad de los sueños, justamente para cumplir su sueño. Mientras él es bastante optimista, ella es más desconfiada, curiosa y escéptica. Por otro lado tenemos a Gavin Moran (Terry O'Quinn), el misterioso propietario del Drake y que parece tener extraños poderes sobrenaturales en conexión con el edificio, y su mujer Olivia (Vanessa Williams), que hace de acompañante de Gavin como esposa que es, sin nada especialmente destacable más allá de ir dando cuerda a la fantasía de la joven pareja.

Entrando en el apartado de inquilinos encontramos Brian y Louise Leonard (Robert Buckley y Mercedes Masohn). Él, un dramaturgo de obras de teatro non-Broadway; ella, una fotografa para una revista de moda. Sin embargo, entre ellos se meterá Alexis Blume (Helena Mattsson), la provocativa nueva ayudante de Louise y que es vigilada por Brian al estilo "ventana indiscreta". Por último, en el edificio también reside Nona Clark, una misteriosa joven que al parecer roba bienes preciados de los habitantes de los apartamentos.


Para seguir 666 Park Avenue hay que tener en cuenta algunas cosillas. La primera es el canal en el que se emite. ABC es una network, un canal mucho más restringido en cuanto a ciertos contenidos, por lo que el terror explícito que tan de moda está, no se puede mostrar en pantalla. Además, el público actual está muy curado de espanto ante los sustitos, por lo que basar el terror en portazos y demás efectos sonoros no es que sea muy efectivo. Por eso hay que tomarse esta serie como una propuesta sobrenatural de misterio e intriga para poder tener un buen visionado.

Dicho esto, la serie está muy bien construida y te plantea preguntas que hacen que te vengan ganas de saber más sobre este casi centenario edificio de Nueva York. Uno de los principales atractivos es volver a ver a Terry O'Quinn en un papel al que imprime una presencia importante con un rostro que consigue infundir mucho respeto e incluso algo de miedo cuando tiene la (poca) luz adecuada. También destaca su oscuridad, con una buena fotografía en los momentos más negros o nocturnos, que no son pocos.


En cuanto a la trama que pueda surgir de aquí, el misterio va a estar muy presente. Entre todos los misterios abiertos presentados en el piloto están: los sucesos extraños del edificio y las actividades que habían en él en el pasado (la Hermandad del Dragón), el escritor hipster que vigila a la exhibicionista rubia, la ladrona de joyas, los poderes de Gavin y las intenciones que tiene con la joven pareja protagonista, la investigación de Jane sobre el edificio, fantasmas, resurrecciones y muchos habitantes del Drake que quedan por descubrir.

Un buen piloto lleno de misterio para una historia que da una vuelta de tuerca al sueño nuevayorkino y que nos puede dejar buenos momentos de espectáculo sobrenatural. No lo consideraría un guilty pleasure, pero sí un placer que puede aderezarse con algo nostalgia para Losties (O'Quinn), fans de Brothers & Sisters (Annable), de las desesperadas y de Ugly Betty (Williams). Lo único negativo: las audiencias con las que se estrenó y que auguran un futuro negro.

NOTA:

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